28 de gener 2015

mAtaGaLLS - mONTSErrAt 2014 85,5 KM

ÑcRónIcas de UnA SuperviViente mArcIaNa



Hacía días (casi un año) que quería escribir sobre esta aventurilla, pero por una cosa u otra, no encontraba ni ganas ni tiempo.


Todo empezó como una idea descabellada dentro de ese mundo interno que tiene cada uno, esa dimensión paralela en que somos la ostia y podemos con todo y todos. Pues bien, no se cómo la idea traspasó la censura de la realidad,  para acabar siendo lo suficientemente sólida y conseguir que nos apuntáramos. La sorpresa fue que nos admitieran,  una vez dentro no nos quedó más remedio que tentar  a la suerte. A finales de junio debía  conseguir que el 20 de septiembre fuera capaz de andar 85,5 km en menos de 24 horas.
Diré, que si que me preparé durante el verano, corriendo por la montaña, caminando largas distancias, aunque nunca superiores a 30 km... y a medida que se acercaba el día, no quise ser consciente del lío donde me había metido, así que  mi cabeza adoptó modo automático. No pensar en el tema.



 sábado 20 DE SEPTIEMBRE 2014,el gran día


Salí de casa motivada e ilusionada, pero al llegar a Collformic ( punto de salida) y  ver las piernas de los otros participantes, con esos cuerpos musculados... pensé:" ¡La he cagado, voy a morir!" . Todos preparados, poniéndose pomadas , estirando, comiendo, apiñados cerca de la salida.  Es verdad que no me fijé en los gordos, ni en la gente mayor, ni con cuerpos normales que luego más tarde vería durante tooooda la ruta. La mente es extraña, porque también estaban allí, esperando  su salida.
  Suerte que no creo en las señales porque al bajar del coche mi madre, transformada en una histérica por el atasco de coches, casi  lesiona a otro participante al abrir la puerta del suyo, y golpear en el muslo a un pobre chico,  sin haber empezado. ¡Glups!Pensaba que nos pegaban...
Salimos a la hora prevista, 16:17h sin bastones, con nuestras camel bag repletas de agua,  algún gel, frontal,pilas de repuesto, vaselina, tres pares de calcetines, un cortavientos, una camiseta de repuesto,  un pantalón, ipod, toallitas húmedas y el móvil apagado.
Nada más salir, ya me estaba orinando, y como había una cola tremenda delante de los dos únicos wc portátiles, no me quedó más remedio que empezar con la vejiga llena. En este punto ya aclaró que creo que tengo el récord, orinaba de dos a tres veces entre los avituallamientos. Me pasé toda la caminata  en busca de un sitio para orinar con un poco de intimidad, cosa que  ayudó a estar distraída durante tantas horas.Quizás fuese ese el secreto, mantener la mente ocupada en mi vejiga o en busca de un escondite.
  La gente te pasaba como una flecha, corriendo como locos hacia Montserrat... y siempre se escuchaba de fondo a alguien ( no musculado)  que decía," ya veras, ya... ésto lo pagarán caro". Pasamos por el Plà de la Calma,y a lo lejos se veía Montserrat, nuestro objetivo. Me recordó a Frodo en el Señor de los Anillos, donde se pasa dos pelis enteras de más de tres horas para llegar a Mordor. Ese  destino lejano que nunca llega.

La primera etapa, 17'5 km hasta llegar a Sant Martí de Centelles , para mi fue la más fácil. La más larga en kilómetros, pero estás fresca, es de día y de momento nada te duele. Al principio el camino sube ligeramente para luego bajar y bajar hasta Aiguafreda. Al llegar al pueblo muchísima gente alrededor de la carretera, animando, pancartas, familiares, los mossos cortando el tráfico... Me sentí un poco Tour de Francia rollo amater. LLegabamos al primer avituallamiento, olé,olé!!! Un poco cansada pero emocionada por la de comida que había. Hay cosas que nunca cambian. Frutos secos, bizcocho, galletas, naranja...  Y otro entretenimiento más, hasta la siguiente parada, los "paluegos " de la naranja. 
Había bastante aglomeración y eso te daba fuerzas, porque  aún íbamos con los rápidos.
Llenamos de agua las mochilas, cogimos provisiones, comimos,( oriné), vaciamos las bambas de piedrecitas...  i au!! Sant Torne-m'hi, que no ha estat res!!!

Segunda etapa, 32'8Km, caminados. Objetivo: Coll de Posses. Esta etapa la recuerdo como dura, porque nunca había caminado con un frontal.  Empezamos hacer una subida, laaarga, y al llegar arriba ya era de noche, todos conectamos el frontal, resistiéndonos a la oscuridad. Y era curioso ver  lucecitas que se extendían  a lo largo de la ruta, como un gran hilo de luz.  Mi frontal era prestado, y ¿ cómo había comprobado que funcionaba? Pues muy inteligentemente en el comedor de mi casa con todas las luces encendidas.
Resultado, no alumbraba una mierda. Y es una gran putada, porque el camino es estrecho y durante largo rato vas de uno en uno. Aquí aún íbamos con alguno " rápidos " que  habían salido tarde. Gracias a eso, no me maté. Era como el juego del teléfono, el de delante te pasaba la información de:" árbol, suelo, piedra, ojo " y tú la transmitías al  de detrás. Y efectivamente había un árbol para agacharte, un tronco-piedra o lo que fuera en el suelo o bien una súper rama que te raspaba el cuerpo.
De esta etapa no recuerdo mucho más, solo  que empecé a  pensar en abandonar, me sentía cansada, y frustrada porque las piernas ya protestaban. Normal, yo también protestaría si mi dueña con enajenación mental transitoria, me obligará a seguir. Recuerdo que le dije a Orbuà, cuando lleguemos al avituallamiento, pregúntame que hacemos aquí.  Si estaba cansada con menos de 33 km como estaría con 85,5km.
Al llegar  al avituallamiento de rigor, todavía había mucha gente poniéndose hasta el culo, más que en el primero. Caldo, triángulos de bimbo de jamón con queso, atún, plátano, galletas de chocolate. Me senté, y después de cambiar las pilas al frontal con la esperanza de que alumbrara más, seguimos con la revisión de los pies. Resulta difícil limpiarlos cuando van rebozados en polvo, y aún más cuando te pones la vaselina. Pero lo conseguimos, cambio de calcetines y pies más o menos limpios. Con la dificultad añadida de levantarme , nos pusimos nuevamente en marcha, en mi caso como una muñeca de famosa.

Tercera etapa, 46'5 km, Sant Llorenç Savall. Ecuador de la ruta.
No recuerdo como fueron estos kilómetros, si que ya no eramos un gran grupo de gente, íbamos mucho  más espaciados. Qué había gente que protestaba en voz alta y se planteaba ya abandonar... Cada etapa era más dura que la anterior, más subidas con pendiente, más bajadas pronunciadas.  Mis gemelos pinchaban y las piernas pesaban, el pie derecho dolía, por una rozadura, bastante, pero quería llegar al próximo avituallamiento porque cada vez que paraba costaba volver a ponerse en marcha. Tendríamos visita, y nos hacía mucha ilusión, saber que  nos esperaban, a esas horas, después de muchas horas andando... y si seguíamos... serían muchas más. Secretamente antes de empezar, me había propuesto llegar hasta el ecuador, como mínimo. Mi orgullo estaba en juego, porque dos amigos habían abandonado en este punto, y yo ( menos preparada) no podía ser menos. Así que éste era el momento de decidir de seguir o no. Teníamos vehículo para volver, de lo contrario deberíamos llamar al llegar a  los 61,5 km    a nuestras víctimas escogidas para que nos recogieran.
Nos paramos con nuestros animadores, a comer y beber... creo que bastante rato o esa fue mi percepción. Pobretes, a las dos de la mañana allí estaban esperando nuestra llegada. Y los veía y pensaba... ahora se irán a la cama... los pensamientos son perversos cuando quieren .
Y el ambiente continuaba siendo estimulante, hasta un perro estaba haciendo el mismo camino con sus amos. 

Una nueva amiga me acompañaría durante el trayecto, una ampolla, ampolla 1, en la planta del pie. Forrada de compit dejó de molestarme tanto. Mientras comíamos, alguien nos informó que los primeros ya llegaban a la meta.
Decidimos seguir, ¿por qué? por orgullo, porque aún habían fuerzas e ilusión.


Cuarta etapa: 61,5km Camí  Moliner

Cada vez íbamos más lentos,y cada vez era más difícil la ruta,  ya nadie corría, pequeños grupos de gente como nosotros. El tiempo pasa rápido y tú te mueves lento.  Durante el camino pasamos delante de una casa que había desplegado una gran mesa con comida y bebida. Y allí estaban sus miembros animando a gente anónima en la puerta de su casa durante toda la noche. Gracias.

 Cuando llegamos a nuestro destino aún estaba oscuro, me dolía el talón un horror, una nueva amiga, ampolla 2,  los gemelos  ardían, los isquios martirizaban, los muslos pesaban una tonelada, pero aún no sabía lo que me esperaba...en ese momento creía experimentar lo que es el CANSANCIO en mayúsculas, pero no, aún no lo sabía.
Ya no me podía agachar,parece exagerado, pero no. Para sentarme lo hacía de lado y tirándome en plancha. Valoramos nuestras posibilidades... solo quedaban 24 km. Un horror... y la decisión estaba en mis manos. Pero Orbuá ya he había advertido,  "si decides continuar no te dejaré abandonar. La acabarás." 

Y decidí continuar, ¿ Por qué? Por zamparme tres donuts que me resucitaron. Juro que es verdad y no fueron más porque  tenía que economizar mis pasos.
Y justo cuando lo decidimos, se hizo de día, vimos amanecer tirados en el suelo. Oí a alguien que animaba a algún amigo, " lo importante no es  hacer tiempo, es acabarla". Casi me emociono porque lógicamente a esas alturas, tiempo no íbamos hacer...

Quinta etapa: 74,2 km Vacarisses

En esta etapa, volvimos a ver Montserrat, allí relativamente cerca pero todavía inalcanzable. No me dió muchas fuerzas observar que cada vez nos acercábamos más , porque el camino bajaba y bajaba, dejando Montserrat demasiado  arriba... y  solo pensaba en cómo narices subiríamos porque desde esa perspectiva me parecía imposible hacerlo sin escalar.
A partir de este punto fuímos con la misma gente, ahora los veías  ahora los perdías... así casi 24 km.

Sexta etapa: 85,5km Montserrat.


Sin duda la peor, de todas. Paramos y devoramos triángulos de nocilla, para hacer el último esfuerzo, la ascensión infernal. En este momento ya no era yo, era como una autómata que tenía un objetivo, subir y subir. Me hicieron un vendaje en las rodillas, porque ya no podían más, me estaban avisando que mi cuerpo estaba llegando al límite. Nos llovió, salió,el sol.... No me aburriré a mi misma pero fue una tortura, lenta. Llegamos a Monistrol, para encarar la última subida. Me puse los cascos con Metálica y veeenga. Fue horrible, largo y gracias a gente anónima que te cruzabas y te animaban llegamos. 
Ahora con la distancia del tiempo lo recuerdo como algo increíble, de las mejores cosas que he experimentado. Se que lloré al llegar, después de 22 horas caminando. No se encontrar las palabras para describir esa sensación. Una mezcla de alegría,paz, orgullo y sentirse invencible.
Se que no estaba preparada pero mi cuerpo aguantó sin ninguna lesión, y mi mente venció.
 Me enseñó una gran lección. Si quieres puedes.
















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