17 de maig 2013

cAsA rUrAl



eL iNfRaMuNdO



Hoy he ido a LA CAMPANA y he sobrevivido. Después de meses de posponerlo, hoy le he echado huevos, me he mentalizado armándome de valor y me he subido al metro con el único propósito de conseguir el puto permiso de circulación. He de decir que después de toda la semana inmunizándome a base de coger el transporte público en Barcelona, la experiencia no ha sido tan nefasta. Pero porque siempre hay un pero, espero no tener que meter los pies otra vez ahí hasta dentro de mucho, pero que muuucho tiempo.
Era tal el horror que representaba ir a la Campana que me estaba planteando pagar a alguien para que hiciese ese trámite absurdo ( según mi opinión).  Ya lo tenía decidido cuando un día cometí el error de verbalizar esta idea brillante delante de un público poco tolerante que me abucheó. Así que en mi día de fiesta, no me ha quedado más remedio que bajar a ese inframundo llamado Campana. Y desde luego que he flipado en colores, eso sí, colores retros como todo lo que hay ahí dentro. No he alucinado con los olores de tanta humanidad ahí metida, no… ni por ver la concentración  más grande de gente rara,rara que he visto en mi vida. Ni por la  gran amabilidad y paciencia  de sus trabajadores, que han estado ,casi, apuntito  de hacerme perder la educación que me han enseñado mis padres. Ni al ver  a unos cuantos dar más vueltas como un ventilador, tampoco…
He alucinado porque me he sentido en una puta gincana, cogiendo números, bajando y subiendo pisos, mirando números, pantallas… y lo mejor de todo, es que he tardado poco más de una hora. ¿Y cómo? Pues aún no doy crédito que entre toda la fauna cavernícola que trabaja ahí he ido a topar con una alma cándida que  me ha evitado volver a mi casa por el puñetero padrón.
Ahora debo coger fuerzas, respirar hondo porque debo enfrentarme a la itv… resignación. Quince días más de transporte público que según los de la itv es lo que tardarán en hacer el duplicado de los papeles de mi querida moto. Hasta entonces no podré pedir la hora para que enganchen la pegatina de los cojones en ella. Nos hemos vueltos locos o qué.